Como estudiante de Economía me enseñaron todo acerca de las bondades
del Mercado: como, en un entorno de libre mercado, se consigue una asignación
eficiente de recursos que se traduce en una mejor oferta de bienes y servicios
a la sociedad. También aprendí sobre las hipótesis básicas que hacen que eI libre
mercado funcione. Le creo a las teorías. Pero no le creo a la realidad… como es
ahora. La razón principal es que una de las hipótesis centrales no funciona. Pero
la buena noticia es que la economía digital corrige esa falla.
Para que el mercado funcione correctamente, la hipótesis es
que todos los participantes, tanto productores como consumidores, deben tener
acceso a la misma información. Cuando hay asimetrías de información, hay
abusos. Es con las asimetrías de información que los “juegos de poder” se
potencian, quebrándose el principio de balance de poder. Sucede en las economías
locales. Sucede en países no democráticos. Pero no sucede en la Web. No sucede
en la economía digital.
Llámenme ingenuo si quieren, pero es algo que experimento y
veo cada día y de forma creciente. Lo que se creó alrededor de la Web es un
espacio virtual donde todos son iguales. No importa cuánto dinero se tenga. Los
últimos éxitos empresariales que están en boca de todos no se construyeron
alrededor de dinero, sino de buenas ideas, rapidez de acción y talento. No importa
cómo se accede a Internet: puede ser desde un celular inteligente o desde un
computador antiguo, puede ser mediante conexión ultra rápida de fibra óptica o
con banda ancha básica. Pero una vez dentro, todos tienen acceso a la misma
información, los mismos recursos y los mismos productos y servicios. Todos son
iguales. La información es simétrica y nadie – nadie – tiene una posición
dominante garantizada. Quien manda hoy puede perder mañana, en cuestión de días.
El principal recurso económico, el conocimiento, es ilimitado y accesible a
todos en igualdad de condiciones. El punto es cómo usarlo. Es como si, en la economía
capitalista nos dijeran “¿Dinero? Ahí está, todo el que quiera. ¿Qué va a hacer
con él?”. Reconocer al conocimiento como recurso
es lo que hace de la economía digital una economía verdaderamente de libre
mercado, pero que funciona como tal, porque cumple con las hipótesis sobre las
que se basa.
La Internet ha transformado los negocios y las Sociedades, y
seguirá haciéndolo a velocidad creciente. La economía digital está fundada en
un principio que hasta ahora se ha cumplido año tras año: la “Ley de Moore”,
por la cual cada 18 meses se duplica la capacidad de procesamiento sin subir el
costo (de hecho, bajándolo). ¿Sabía que la capacidad de procesamiento de su Smartphone
es superior a la que tenía Huston cuando el hombre aterrizó en la Luna? Una
economía basada en ese paradigma no puede más que ser exponencialmente dinámica,
y los datos avalan esta hipótesis. Desde que se creó, la economía digital ha
estado creciendo año tras año en dos dígitos, generando 2,6 puestos de trabajo
por cada uno que destruye, con puestos nuevos de mejor calidad. ¿Quiénes se
benefician más? Las PYME y los profesionales independientes[1].
El cambio principal en la economía del conocimiento es la
autonomía individual, permitiendo que las personas como consumidores se conviertan
en personas como productores de conocimiento, de innovación, de energía... de
alimentos. El concepto de una gran empresa donde las personas son trabajadores
por cuenta ajena es obsoleto en la economía del conocimiento.
Los servicios profesionales centrados en consultoría están
aumentando a tasas muy altas (lo sé: he estado allí durante los últimos 16
años!) Herramientas de fabricación capacitarán a las personas para hacer cosas desde
su casa con tecnologías como la impresión 3D. Permitirán la fabricación de
prendas de vestir a medida y personalizadas. A pequeña escala, la agricultura
hidropónica residencial ya está siendo comercializada. En la economía del
conocimiento (o digital), el 50% o más del valor del PIB será creado por
individuos autónomos que son empresarios individuales y productores. Con
herramientas informáticas conectadas a la nube, la gente puede hacer transacciones
bancarias en tal magnitud, que los bancos no son necesarios.
El siglo 21 es la
era de Autonomía. Las ciudades se convertirán en estructuras distribuidas. La
definición técnica de este tipo de organización es una arquitectura holónica y
la gente son “holones” - agentes independientes,
pero interconectados y en cooperación. Los sistemas holónicos son sistemas
distribuidos y son más rápidos, más confiables y económicamente más eficientes
y baratos de operar que los sistemas centralizados. Internet es de por sí un
sistema holónico, “el” sistema holónico actualmente en operación. Los computadores
personales y los celulares son partes de un sistema holónico. Una democracia
pura tiene voto holónico. Los sistemas naturalmente evolucionarán para
convertirse en holónicos[2].
A medida que este "sistema"
holónico se desarrolle, más y más personas se incorporarán a su independencia económica,
trabajando en red. A medida que este sistema holónico se desarrolle, el poder pasará desde grandes entidades
(empresas, el Estado) a entidades distribuidas (la web, las personas conectadas
en red, crowdsourcers). Como he escrito en repetidas ocasiones, esta web tiene
una "voluntad propia", como la del anillo del Señor de los Anillos.
Tiene su propia agenda. Corre con sus propios planes. Ha creado un valor gigante
en muy pocos años, y un proceso de gran innovación en el que estamos viviendo,
pero del que vemos solo los primeros pasos (la "Belle Epoque", que fue
otra época de gran innovación, duró 70 años). Incluso puede pedir prestado el concepto
de la psicohistoria de Asimov (aunque eso sería demasiado dramático, pero me
entienden el punto).
Así pues, esta ola de innovación
digital está trayendo consigo un nuevo paradigma de Sociedad. Puede que no sea
evidente para muchos o la mayoría de las personas que trabajan y viven en la
actualidad. No estaba claro para la gente que vivió en el siglo 19 cuando frente
a ellos sistemas políticos de monarquías absolutas cayeron y fueron
reemplazados por las democracias, y el mercantilismo fue superado por el
capitalismo. Todavía no somos conscientes de que lo que está pasando ahora no
ha sucedido hace miles de años: de hecho, desde que se inventó la escritura.
Somos una raza social, por lo que los
paradigmas de la comunicación son hitos para permitir la transición en los
avances en la humanidad. Tomó 7.000 años para que la escritura fuese
masificable, con la invención de la imprenta. Tuvieron que pasar otros 500 años
antes de que se pudiera decir que la nueva tecnología estaba disponible para un
30% de la población mundial, y pudiera ser considerada como un valor universal.
Sin embargo, han bastado 20 años para que a la Web pueda acceder un 30% de la
población mundial, y que haya sido declarada como "derecho humano
fundamental" por las Naciones Unidas.
¿Por qué todo eso? Porque en la
economía digital está la verdadera igualdad
de oportunidades, especialmente para aquellos que son menos favorecidos. Poner por
ello el foco del desarrollo en el talento humano es poner el foco en la verdadera
igualdad de oportunidades.
Alfredo Barriga
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